No me arrepiento

Hola soy Rosa, nací en Madrid un 7 de Junio de 1971, mi infancia fue buena hasta la separación de mis padres cuando yo tenía 16 años, en esa época salía yo con un chico de Barcelona, al dejar la relación con dicho chico empezó en mi vida una larga temporada de calvarios, problemas con mi familia y relaciones que tuve.

Con el padre de mi primera hija tuve una relación mala, desconecté de mi familia, me fui a vivir a Andalucía y allí empezaron los malos tratos físicos y emocionales, un día cuando mi hija tenía un añito me vi en la obligación de escapar o morir y lo digo con todas las palabras, en ese caso no supe, no me atreví, no tuve la conciencia de denunciarlo, hoy por hoy ya sé lo que tenía que haber hecho, era joven, 18 años, lo único que quería era no verlo más ni saber de él, hoy en día no sé nada de él.
Pasaron unos años, he tenido que luchar mucho para poder sacar a mi hija adelante, trabajar en cosas que no me han gustado, en otras que me han enriquecido mucho, he podido estudiar más o menos, han sido 14 años que he tenido problemas como cualquiera.
A los 32 años conocí a una persona que trabajaba conmigo, al principio era una persona amable y simpática, tiene 9 años menos que yo, lo conocí a través de una compañera de trabajo, no era un hombre en el cual yo me hubiese fijado normalmente pero surgió así, ya al principio no se llevó bien con mi familia desde nunca, tenía unos celos enfermizos sobre mí, ya que yo daba clases de aerobic y estaba siempre controlando con quién hablaba, mirando a través del cristal de gimnasio haber con quien estaba, yo lo achacaba a los celos.

Con mi primera hija nunca se ha llevado bien, con quince años se quedó a vivir con mi padre, no quería vivir con él, imagino que con su tierna edad ya se daría cuenta de alguna cosa. Ella vio alguna vez algunos de los arrebatos de ira que le daban como dar patadas a las papeleras, agredir verbalmente a alguien por pensar que me había dicho algo, cosas que no tenían ni pies ni cabeza.

Nos fuimos a vivir juntos, al principio la cosa funcionaba bien, tuvimos nuestra primera hija en común y se le veía bien, el cambio sobre mí fue cuando tuvimos a nuestro segundo hijo, no sé si es que nació rubio con ojos azules cuando él es moreno con los ojos oscuros, ( el hijo es de él ) ahí empezó ya a insultarme, a desconfiar de mí en todo momento, a chillarme con los hijos delante, a humillarme, en esa época me sentía desgraciada, humillada, me daba miedo verle. Algunas veces se enfurecía, me gritaba se iba y no aparecía en días, yo realmente rezaba para que no volviese, pero al final siempre volvía.

Un día estaba yo haciendo la comida cuando él apareció, diciéndome que ese día íbamos a comer a casa de su madre cuando yo le dije que había pasado toda la mañana cocinando. Él se enojó, se puso hecho un animal, me cogió del cuello insultándome, me llevó a la ventana diciéndome que me iba a tirar por ella, me retorcía los brazos y realmente me veía cayendo los cinco pisos, todo esto con mis hijos delante contemplando todo. Le empujé y me pude refugiar en el lavabo y pude llamar a la policía, le chillé que había llamado a la policía y él se fue corriendo, lo cogieron y esa noche la pasó en el calabozo.
Ahí ya fui a poner la denuncia, fue en ese momento cuando me di cuenta que podía salir de ese estado de amargura que me había infringido ese hombre.

Ya han pasado cuatro años, en este tiempo me han pasado cosas muy importantes en mi vida, la primera ha sido volver a encontrarme a la persona de Barcelona que narraba al principio de esta carta con la cual he tenido un hijo maravilloso que ya tiene dos añitos, en el aspecto sentimental me va todo de maravilla y me siento muy feliz. Por otro lado, al desplazarme de Madrid a Barcelona no tenía trabajo, con la ayuda de la cruz roja me pusieron en contacto con la Fundación Ana Bella que fue aquí donde encontré a mujeres maravillosas que me ayudaron a conseguir un trabajo con el cual me siento realizada y muy contenta de poder ejercer de promotora de Danone.

Conocer a la Fundación, conocer a Ana Bella, conocer a Chus, conocer a una multitud de mujeres que han pasado cosas como las que yo pase, de vernos que hemos superado esa etapa me siento llena de felicidad y de gratitud y orgullosa de haber dado estos pasos para estar, por fin, bien conmigo misma y con la gente que me rodea.
Gracias por estar ahí, gracias por ayudarme, gracias por escucharme, gracias Ana Bella por estar ahí. Gracias.
Lo que me arrepiento es de no haber denunciado al padre de mi primera hija ya que seguro habrá repetido su maltrato con otra mujer, de lo que no me arrepiento es de haber denunciado al padre de mis dos hijos siguientes ya que así se lo pensará antes de hacer daño a otra persona.

De lo que NO ME ARREPIENTO es de estar con la persona que quise, que nunca dejé de querer y que por fin está ahora conmigo, y de haber conocido a la Fundación Ana Bella.