¿Si me acuerdo de la primera vez?”. Cristina entorna los ojos. Aún medio cerrados siguen siendo grandes, marrones y brillantes. “No sé… Empezó poco a poco. Tirones de pelo alguna vez, empujones… Una tarde que estábamos en un parque se enfadó y empezó a pegarme puñetazos en los brazos y en la tripa. Luego se puso a llorar. Me asusté tanto… Y me sentí tan mal por verle así que…”, relata. El día de esa agresión Cristina, que hoy acaba de cumplir la mayoría de edad, tenía 15 años y llevaba seis meses saliendo con ese chico, de 16.